Emakumeak lanbide zientifikoan: non gaude eta non egon nahi dugu - Ana Zubiaga
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Emakumeak lanbide zientifikoan: non gaude eta non egon nahi dugu - Ana Zubiaga

Figura 1: si queremos hacer frente a las brechas de género, es necesario desarrollar medidas para atraer el talento femenino, mantenerlo y que la trayectoria profesional de estas mujeres se desarrolle en igualdad de condiciones. (Fotografía: RAEng_Publications – licencia Pixabay. Fuente: pixabay.com)

Según una reciente encuesta de la Fundación L’Oréal a escala nacional, el 63% de la población opinaba que las mujeres no sirven para ser científicas de alto nivel. Gran parte de las personas encuestadas consideraban que las mujeres «no tienen suficiente interés, coraje, actitud racional, practicidad ni carácter analítico con respecto a la ciencia». Este tipo de opiniones, aunque muy extendidas en nuestra sociedad, carecen de toda base empírica.

El dato objetivo es que las carreras científicas atraen en menor medida a las mujeres que a los hombres, aunque las profesiones mejor valoradas en la sociedad son las relacionadas con la ciencia (según el Centro de Investigación Sociológica). Detrás de esta diferencia probablemente haya muchas razones. Por ejemplo, los mensajes discriminatorios que reciben las chicas en su infancia y juventud, tanto desde la familia como desde la escuela o la sociedad, ya sea de forma explícita o implícita. Estos mensajes tienen un impacto muy negativo en las mujeres, lo que, en definitiva, las lleva a menospreciar sus capacidades en el ámbito científico y tecnológico.

Quizá la trayectoria científica resulte menos atractiva para las mujeres por los obstáculos que encuentran para conciliar la vida personal, y sobre todo familiar, con la investigación. Hay que tener en cuenta las dificultades que presenta una carrera científica (competitividad, precariedad, movilidad). Además, es posible que el sesgo de género y las discriminaciones que se producen en algunas áreas de la ciencia, en su mayoría de manera indirecta, alejen a las mujeres de esta profesión. Este sesgo se refleja en el hecho de que solo el 18% de los premios científicos en España sean para mujeres, según el informe elaborado por AMIT (Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas), o que solo el 3% de los Nobel de Ciencias hayan recaído en mujeres desde la creación de estos galardones.

Creo que la igualdad entre hombres y mujeres en la profesión científica debería ser una prioridad para los gobiernos, las instituciones y la sociedad, ya que es un derecho humano fundamental y un valor imprescindible para el progreso de toda la sociedad. En este sentido, considero que son tres las competencias que se deben trabajar para contribuir a eliminar las principales brechas de género existentes en la carrera científica.

  • Es necesario atraer el talento de las mujeres, especialmente en el campo de la ingeniería, la ciencia y la tecnología, donde es previsible que se concentren muchos puestos de trabajo de calidad en el futuro.

Sabemos que las mujeres son mayoría entre el alumnado universitario que cursa grados y másteres (representan el 55%), según fuentes del Ministerio de Universidades. Sin embargo, esta mayoría se reduce significativamente en los campos de conocimiento relacionados con la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (los conocidos como STEM, por sus siglas en inglés science, technology, engineering and mathematics). El caso extremo se da en los estudios de ingeniería y arquitectura, un ámbito especialmente masculinizado en el que solo el 25% del alumnado que cursa un grado son mujeres.

También a nivel de doctorado las diferencias en función del género son evidentes a la hora de elegir las áreas de enseñanza: solo el 22% de las personas doctoras en informática son mujeres. Los porcentajes suben ligeramente en ingeniería y arquitectura (30%) y en ciencias (47%), pero siguen sin alcanzar la paridad. Los datos del resto de países de la Unión Europea son similares o inferiores a los de España. Todos estos datos ponen de relieve la necesidad de fomentar vocaciones científicas y técnicas entre las mujeres jóvenes, empezando desde la infancia.

  • Debemos mantener este talento, dotando de mayor estabilidad a la trayectoria investigadora y eliminando barreras, como discriminaciones por motivo de género o dificultades de conciliación, para permitir a las mujeres sumergirse en el mundo de la ciencia con todo su potencial.

Como bien sabemos, a medida que se avanza en la carrera científica, ya sea en la universidad o en los centros de investigación, la proporción de mujeres va disminuyendo. Esas variaciones de datos adoptan la forma de una tijera en la imagen y apuntan a una clara segregación de género vertical, un hecho que suele denominarse «techo de cristal».

El descenso de la proporción de mujeres es más acusado en los niveles más altos de la trayectoria científica. Sin embargo, en las universidades públicas y en los centros de investigación españoles, el porcentaje de mujeres en el nivel profesional más alto es inferior al 22% (en el nivel de catedráticos universitarios y/o profesores de investigación, respectivamente). Y este porcentaje es aún menor (cercano al 10%) en las áreas STEM. Por ello, es evidente que hace falta adoptar un conjunto de medidas de igualdad de género para compensar estas notables desigualdades.

Imagen 2: Efecto tijera: distribución de hombres y mujeres en la trayectoria investigadora universitaria. (Fuente: Ministerio de Universidades)

Imagen 2: Efecto tijera: distribución de hombres y mujeres en la trayectoria investigadora universitaria. (Fuente: Ministerio de Universidades)

  • Debemos garantizar y apoyar el acceso de las mujeres a los puestos más altos de gestión en la trayectoria científica, para que participen de forma plena e igualitaria en el diseño y desarrollo de la ciencia.

Seguimos viendo la segregación vertical, el techo de cristal, en los puestos de responsabilidad, como los órganos unipersonales de gobierno de las universidades y los centros de investigación. En el nivel más alto (rectores y directores de institutos de investigación), las mujeres solo ocupan el 23% de estos puestos. En el caso de los decanatos o direcciones departamentales, las cifras han mejorado ligeramente en los últimos años, pero apenas alcanzan el 35% del total.

Medidas para lograr la igualdad de género en el itinerario científico

En los últimos años han surgido iniciativas de interés en diversos ámbitos (sociedad, mundo académico, instituciones) con el objetivo de lograr la igualdad de género en la ciencia, promover vocaciones científicas y tecnológicas y despertar el interés científico en la sociedad, especialmente entre adolescentes y jóvenes. Es imprescindible seguir esforzándose por este camino, sin pausa y trabajando la creatividad.

En el ámbito de las iniciativas sociales, destacan el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia (11 de febrero), los programas educativos Hypatia o los Premios L'Oréal-UNESCO a Mujeres en Ciencia, que pretenden visibilizar y reconocer el papel de las mujeres en el ámbito científico. En el plano académico me gustaría destacar la iniciativa Mujeres con Ciencia, dirigida por Marta Macho, profesora de la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea (UPV/EHU). Por último, a nivel institucional, ya se ha realizado un trabajo para establecer un conjunto de medidas que permitan acelerar los cambios hacia la igualdad de género real y efectiva en el sistema científico. Dentro de la UPV/EHU también estamos intentando hacer nuestra aportación, en ámbitos como los siguientes:

  1. composición paritaria de las comisiones y de los tribunales;
  2. procedimiento para garantizar la igualdad efectiva en los procesos de selección y evaluación y en la asignación de recursos;
  3. incorporar la perspectiva de género como categoría transversal en investigación y tecnología;
  4. organización de jornadas de sensibilización en materia de igualdad de género;
  5. formación en materia de igualdad de género;
  6. diseño de acciones para promover la visibilidad y el reconocimiento de las aportaciones de las mujeres científicas y tecnólogas.

Afortunadamente, somos muchos los hombres y mujeres que estamos trabajando por la igualdad de género en la profesión científica. Nos queda un largo camino por delante, pero poco a poco vamos encontrando y aplicando medidas, políticas e iniciativas más eficaces. Los resultados dicen que, aunque muy despacio, vamos a mejor.

Artículo publicado en Zientzia Kaieran.

Acerca de la autora: Ana Zubiaga Elordieta es doctora en Biología y catedrática de Genética en la UPV/EHU.

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